Todos los días repetimos la misma escena. Sentada a tu lado, sosteniendo un plato de comida triturada en una mano y un cubierto en la otra, te suplico que comas. Sé que me oyes, aunque no hay signos de ello en tu mirada perdida, y a veces tengo la sensación de que no me conoces. Trato de convencerte de que abras la boca, pero aprietas los labios y haces de cada bocado una lucha.
Mientras tanto, continúo mirándote a los ojos y trato de encontrar en ellos a aquella mujer que dio a luz a una niña prematura. No sé si lo recuerdas, pero durante un mes fuiste todos los días al hospital para darme de comer. Puedo imaginar los nervios que tendrías al alimentar un cuerpo tan pequeño, tu preocupación por mantenerme viva.
Y después de tantos años, soy yo la que intenta que comas, pero te niegas a hacerlo. Veo cómo tu cuerpo mengua y se hace cada vez más frágil, reducido a piel y huesos. Y ojos. Unos ojos que parecen ver algo que yo aún no entiendo.
Relato publicado en La Esfera Cultural.
Escritora.
¡Convmovedor!
Refleja muy bien el sentimiento
Como la vida va dándonos la vuelta, los ojos de la madre ven lo que veían los ojos de la niña recién nacida, que vendrá a ser lo mismo…
Es muy bonito Belén.
Muchísimas gracias a todos por los comentarios!
Anita, la vida da muchas vueltas, que en este caso se convierten en variedad de retornos: de una situación cotidiana a través de los días y de los años, un retorno físico del cuerpo que vuelve a ser frágil, del ser que vuelve al origen (para unos sería otra vida, para otros la no existencia), etc. Al final, lo único que hacemos es dar vueltas…
Belén me ha encantado tu relato, cuando un escribe desde las entrañas salen cosas como éstas. Para mí la trayectoria de la vida es circular y así volvemos al punto de partida.
Un beso que siempre vuelve
Gracias Odile!
Un beso que retornará algún día.
Precioso. Dar y recibir a lo largo de la vida. En eso consiste la vida.
Gracias, Su. Tienes razón, la vida consiste en dar y recibir, y la dos cosas hay que aprenderlas: saber dar, y saber recibir.
Un abrazo.
…sin palabras…o con esas, justo.
Abrazos!que retornarán, espero…
:o) Pues claro, Yai. Gracias por pasar por aquí.
Este micro es uno de esos que los lees con un nudo en la garganta. La frase final "Unos ojos que parecen ver algo que yo aún no entiendo. " es totalmente conmovedora.
Te felicito, lográs remover sentimientos internos a golpe de tecla.
Anónima Mente, un millón de gracias.
Hermoso y conmovedor 🙂
Precioso. Me ha gustado ese "sé que me oyes". Creo que hay momentos en los que ese "saber" (más con el corazón que con la cabeza) que están ahí, que nos oyen… o símplemente la posibilidad de que lo hagan es lo que nos mantiene en pie junto a ellos
Muy bello. El ciclo de la vida, misterioso y quebradizo.
Sumamente conmovedor Belén, estremcés al lector. Felicitaciones
Un abrazo
De corazón: un millón de gracias a todos…