Solían abrazarse después de la tempestad de sus encuentros,
hasta que un día, sin saber la razón, dejaron de hacerlo.
hasta que un día, sin saber la razón, dejaron de hacerlo.
De espaldas el uno
al otro, la calma dejó de ser lo que era.
al otro, la calma dejó de ser lo que era.
Y la tempestad, también.
39 palabras
Escritora.
Nada peor que el momento en que te das cuenta que el final ya ha empezado.
Muy bueno, Belén.
Un abrazo,
Eso, en el caso de que seas consciente del comienzo… A veces cuesta mucho verlo.
Muchas gracias, Pedro.
Un abrazo.
No queda más que suscribir punto a punto las declaraciones de Pedro.
Véase respuesta a Pedro :o)
Un abrazo, Cybrghot.
Visto, y suscribo lo que dice Pedro.
Nada peor que hundirse en las aguas muertas. Me encantó, Belén.
Saludos van
Muchas gracias, Sandra, qué bueno "leerte" por aquí.
Un abrazo.
pueden mediar kilómetros inclusos, de dos cuerpos distantes, en la misma cama.
Sí, o también puede ser como un precipicio: uno extremadamente profundo, que te impide acercarte.
Un abrazo, Raúl.