De pequeña dibujaba ambulancias. Aparecían en medio de las cuartillas junto a montañas, casas y niños. Eso lo descubrió cuando ya era adulta, revisando los trabajos escolares. Entonces recordó que durante una época jugó a ser mamá. Pero no cualquier madre, sino la suya. Por eso aparecía en los dibujos, como un vehículo blanco rematado por una luz roja. Su madre no era médico, ni enfermera. Era auxiliar administrativo de un hospital situado en una isla perdida en el Atlántico. Pero también podía ser la protagonista de muchos dibujos y de esta historia.
Escritora.
Me quedo por aquí con tu permiso, este microrelato me ha terminado de enganchar a tu rincón. buenas noches Belén.
Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, Estefanía :o)
Un abrazo.