La casa de mis sueños no es grande, ni tiene jardín. Sus habitaciones son pequeñas y escasas, y desde ellas no se ve el mar. Está lejos de todas partes, no tiene garaje y los vecinos que la vigilan a todas horas nunca prestan el azúcar o la sal. Pero en la casa de mis sueños vives tú.
Escritora.
Mantén al ser querido con agua, comida y cariño, y tal vez no querrá salir de esa casa por un buen tiempo.
Saludos!