Dependiendo de la hora del día, desde mi casa se escuchan las conversaciones de los pájaros, la música de las cañerías, el fluir del tráfico, una gran variedad de monólogos ajenos y un pitido insistente que me acompaña cuando cierro la puerta y salgo a la calle, dejándolo todo bajo llave y en silencio: eso mismo me ocurre, exactamente, con tu voz.
Escritora.