Su cuerpo se paró en seco, pero las palabras que pronunció continuaron su camino implacables.
16 palabras
Escritora.
Escritora.
Temía equivocarse de persona porque
sólo se conocían por foto, pero allí estaba la prueba irrefutable: aquel
espantoso reloj naranja.
Escritora.
Escritora.
Escritora.
Contemplaba los vaivenes de su vida con la tranquilidad de saberse en movimiento.
Escritora.
Escritora.
Escritora.
Escritora.