A cuatro manos

Cuando la condesa Caroline Esterzázy le preguntó a su profesor de música, Franz Schubert, por qué razón no le dedicaba una obra, el joven compositor le respondió que eso era innecesario, pues todo lo que escribía lo hacía pensando en ella. Esta tímida declaración de amor brotó de lo más hondo del corazón del músico de manera espontánea y sin esperanza, pues no podían amarse. La diferencia social existente entre ambos y la enfermedad venérea que él padecía en secreto hicieron que Schubert sólo pudiera aspirar a estar junto a Caroline el tiempo que compartían tocando el piano. Por eso, pensando en ella y para ella, escribió partituras donde los dedos de ambos pudieran encontrarse y entenderse, donde les estuviera permitido sentirse sin obstáculos. De esta manera, de las múltiples formas que puede adoptar el amor, entre las cuales la más común es el contacto entre dos cuerpos, Schubert eligió entenderlo a cuatro. Para él, el amor era a cuatro manos.

5 comentarios en «A cuatro manos»

  1. Lo que en ballet sería un pas de deux
    Precioso, ¿cuántas maneras habrá de entender el amor? ¿tantas como personas? Aunque muchas, abducidas por la TV se han generalizado 🙂
    Un abrazo

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  2. Yo creo que hay más formas de entender el amor que personas. Como mínimo, debería haber tantas como "combinaciones" de personas. Otra cosa es que las simplifiquemos… :O)
    Gracias por los comentarios.

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  3. enfermedad venerea…. sí, definitivamente a parte de entender el amor a cuatro manos me da que lo ha hecho de otras muchas formas e intercambiado impresiones con otr@s much@s

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  4. Sí, la verdad es que no es como tener la gripe… :oP Jesús, te puede la profesión, pero gracias por la dosis de realismo! :o)

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