Escuchó te deseo y le dio tiempo a imaginar un mundo de posibilidades que acabó estrellándose contra las paredes de su mente en una milésima de segundo, justo en el momento en que su cerebro procesó el final de la frase y de la historia de ambos: lo mejor.
Buenísimo viaje del corazón desde la frase inicial, hacia su final. Muy ocurrente.
Saludos!
Muchas gracias, Julio David!
Un abrazo.